martes, 6 de noviembre de 2012

Pensamiento Positivo y Meditación

La calidad de nuestros pensamientos determina nuestro grado de felicidad.
Somos lo que pensamos. Todo lo que somos lo somos por nuestros pensamientos. Y con nuestros pensamientos, construimos el presente, por lo tanto nos convertimos en lo que pensamos.


Debemos ejercitar y entrenar los pensamientos positivos y creativos ya que estos contribuyen a generar una buena salud y una mente tranquila y alegre. La mente estará bajo un control perfecto con la práctica regular de la meditación.Cuando la superficie de un lago está tranquila se puede ver el fondo muy claramente, pero cuando la superficie del lago es agitada por el viento aparecen olas y la visión clara del fondo se hace imposible. De la misma manera, cuando la mente está quieta, tranquila, concentrada y exenta de deseos, se puede mirar y observar en el interior de nosotros mismos.
La agitación mental se puede controlar de dos maneras: mediante la concentración de la mente en lo interno o en lo externo. Internamente, nos centramoss en el "yo" o la conciencia de "yo soy". Externamente, nos centramos en lo que es ajeno al "yo" o al "yo soy".
Cuando nos concentramos profundamente en cualquier actividad que realizamos, como podría ser, por ejemplo, conseguir una canasta cuando jugamos al baloncesto, los demás pensamientos se ralentizan, se acallan, sólo estamos plenamente concentrados en ser capaces de conseguir introducir la pelota en la canasta. Sentimos que hemos jugado un buen partido, cuando hemos alcanzado la perfecta concentración. La felicidad que experimentamos, no viene porque la pelota entró en la canasta dieciocho veces, sino porque hemos logrado la perfecta concentración dieciocho veces. En ese momento, todas las preocupaciones y los problemas del mundo se diluyen y desaparecen.
La capacidad mental para concentrarse es inherente a todos, no es extraordinaria ni misteriosa. La meditación no es algo que un yogui tenga que enseñar, ya que todos tenemos la capacidad de apagar nuestros pensamientos y tranquilizar nuestra mente.
La única diferencia entre esta concentración y la meditación, es que en general hemos aprendido a enfocar la mente en objetos externos a nosotros. Cuando la mente está totalmente concentrada, el tiempo pasa desapercibido, como si no existiera. Cuando la mente está plenamente enfocada y verdaderamente unifocalizada, la sensación temporal se desvanece. El tiempo no es más que una modificación de la mente. El tiempo, el espacio y la causalidad, y todas las experiencias externas son en realidad creaciones mentales.
Para lograr ese estado de tranquilidad duradera y paz absoluta, primero debemos saber cómo calmar la mente, para concentrarse e ir más allá. Al enfocar la concentración de la mente hacia el interior, sobre el yo, podemos profundizar en la experiencia de la perfecta atención plena y concentración. Este es el estado de la meditación, este es el estado que debemos buscar y encontrar.
Son muy variadas las formas adecuadas de la práctica de la meditación. Cualquier técnica que afiance la conciencia o la atención plena en el cuerpo, la mente, los sentidos o el corazón es una buena meditación. Lo importante no es qué técnica elijamos sino, que una vez tomada la decisión, perseveremos y seamos constantes en la práctica. Si realmente queremos aprender una habilidad necesitamos perseverancia y paciencia.
Elijamos la técnica de meditación que elijamos debemos intentar practicarla a diario y si es posible seguir las indicaciones de un maestro. También debemos aprovechar la oportunidad de sentarnos con otras personas. Con la paciencia y la constancia llegará un momento que, naturalmente, desarrollaremos la capacidad de abrirnos al presente y conseguiremos la compasión necesaria para abrirnos a todo lo que encontramos alrededor nuestro en esta vida.
Las técnicas básicas de meditación
La meditación es una experiencia que difícilmente se puede describir, al igual que los colores no se pueden describir a un ciego. Toda la experiencia cotidiana se ve limitada por el tiempo, el espacio y la causalidad. Nuestra conciencia y conocimiento normales no trascienden estos límites.
La experiencia finita, que se mide en términos de pasado, presente y futuro, no puede ser trascendental. Los conceptos de tiempo son ilusorios, ya que no tienen permanencia. El presente, inmensurablemente pequeño y efímero, no puede ser captado. Pasado y futuro no existen en el presente. Por tanto, vivimos en la ilusión.
El estado meditativo trasciende todas estas limitaciones. En él no hay ni pasado ni futuro, sino sólo la conciencia de "yo soy" en el ETERNO AHORA. Esto sólo es posible cuando todas las modificaciones mentales se calman.
El estado más cercano análogo a la meditación que podemos experimentar es el sueño profundo, en el que aparentemente no hay ni tiempo, ni espacio, ni causalidad. La meditación, sin embargo, difiere del sueño profundo, ya que al frenar y amortiguar las caprichosas oscilaciones de la mente, potencia y atrae la paz mental.
En el plano físico, la meditación ayuda a un mejor funcionamiento del metabolismo, prolonga el proceso anabólico del cuerpo, mejorando el crecimiento, la reparación celular, y el almacenamiento de energía en las células, por tanto, reduce el proceso catabólico o de decadencia. Normalmente los procesos anabólicos predominan hasta la edad de 18 años. De los 18 a los 35 hay un balance entre los dos, y después de los 35 domina el proceso catabólico. La meditación puede reducir significativamente el descenso catabólico. Esto es debido a la receptividad innata de las células del cuerpo. Aunque anabolismo y catabolismo son dos procesos contrarios, los dos funcionan coordinada y armónicamente, y constituyen una unidad difícil de separar. La meditación contribuye a que estos procesos se desarrollen de forma equilibrada.
Cada célula de nuestro cuerpo se rige por la mente subconsciente instintiva. Cuando los pensamientos y deseos fluyen en el cuerpo, las células se activan. El cuerpo siempre obedece a la demanda del grupo. Se ha demostrado científicamente que los pensamientos positivos traen resultados positivos para las células. Como la meditación atrae un prolongado estado de ánimo positivo, rejuvenece las células del organismo y retarda el decaimiento.
Hay ciertos puntos importantes a tener en cuenta con respecto a las técnicas y etapas de la meditación.
Los 14 puntos básicos de la meditación:
  • 1. Regularidad en el tiempo, lugar y práctica es muy importante. La regularidad condiciona a la mente para ralentizar sus actividades con un mínimo de retraso.
  • 2. Las horas más efectivas son al amanecer y al atardecer, cuando la atmósfera está cargada de fuerza espiritual especial. Si no es posible sentarse a meditar en estos momentos, se puede elegir una hora en la que no se esté involucrados en las actividades diarias, y un momento propicio para que la mente pueda calmarse.
  • 3. Debemos tratar de tener un lugar propio para la meditación. Cuando se repite la meditación en el mismo lugar, poderosas vibraciones se asentarán en ese lugar, una atmósfera de paz y pureza se hará sentir.
  • 4. Intentaremos sentarnos si es posible hacía el norte o el este con el fin de aprovechar las vibraciones magnéticas favorables. Preferiblemente nos sentaremos en una postura firme, confortable, con las piernas cruzadas con la columna vertebral y el cuello erguidos, eliminando cualquier tensión. Debemos estar cómodos, así que en principio cualquier postura puede ser válida mientras mantengamos la columna vertebral erguida y sin tensión.
  • 5. Antes de comenzar, ordenamos la mente en silencio durante un período específico de tiempo. Intentamos olvidar el pasado y el futuro.
  • 6. Regulamos la respiración conscientemente. Comenzando con cinco minutos de respiración consciente preferiblemente abdominal profunda para llevar oxígeno al cerebro.
  • 7. Mantenemos la respiración, rítmica, inhalando durante tres segundos y exhalando durante tres segundos. El ritmo de la respiración regula el flujo del prāṇa, la energía vital.
  • 8. Permitimos que la mente divague al comienzo de la meditación. Saltará de un lado a otro, pero con el tiempo se volverá más concentrada, junto con la concentración del prāṇa.
  • 9. No debemos forzar para que la mente esté quieta, ya que esto creará ondas cerebrales adicionales, impidiendo o dificultando el desarrollo de la meditación.
  • 10. Seleccionamos un punto focal en el que la mente pueda descansar. Para las personas que son de naturaleza intelectual, esto puede ser el Ājñā chakra, el punto central entre las cejas. Para las personas más emocionales, se usa el Anāhata o chakra del corazón. Procurando no cambiar el punto focal elegido.
  • 11. Nos concentramos en un objeto neutral o elevado, manteniendo la imagen en el lugar de concentración. Podemos usar un mantra, repitiéndolo mentalmente, y coordinamos la repetición con la respiración. Sino conocemos o no tenemos un mantra personal, podemos utilizar OM. A pesar de que la repetición mental es bastante poderosa, el mantra puede repetirse en forma audible si comenzamos a sentirnos soñolientos. Debemos procurar no cambiar el mantra.
  • 12. La repetición llevará al pensamiento puro, en el que la vibración del sonido se fusiona con la vibración del pensamiento, sin conciencia del significado. La repetición audible progresa a través de la repetición mental de lenguaje telepático y desde allí al pensamiento puro.
  • 13. Con la práctica, la dualidad desaparece y samādhi o el estado superconsciente, se alcanza. No debemos ser impacientes, ya que esto puede llevar mucho tiempo.
  • 14. En samādhi se descansa en el estado de felicidad en la que el conocedor, el conocimiento, y conocido se vuelven uno. Este es el estado de superconsciencia alcanzado por los místicos de diversas religiones y creencias.
Si meditamos todos los días, seremos capaces de enfrentar la vida con paz y fortaleza espiritual. La meditación es el tónico más poderoso para la mente y los nervios, ya que la energía vital fluye libremente durante la meditación y ejerce una influencia benigna en el cerebro, los órganos de los sentidos y el cuerpo. Se abre la puerta al conocimiento intuitivo y la mente se vuelve más tranquila y firme.
La meditación favorece y mejora la autoestima positiva. La autoestima es el sentimiento o concepto valorativo (positivo o negativo) de nuestro ser, la cual se aprende, cambia y la podemos mejorar. La autoestima se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo, asimilando e interiorizando durante nuestra vida.
En lo más profundo de nuestro ser existe una imagen que nosotros hemos creado, aunque no estemos plenamente conscientes de ello, que refleja la idea que nosotros nos hemos forjado de quienes somos como persona y cuan valiosos somos con respecto a otros. Se corresponda o no con la realidad, esta imagen es nuestro punto de referencia con respecto al mundo que nos rodea, es nuestra base para tomar decisiones y es nuestra guía para todo lo relacionado con nuestro diario gestionar en la vida.
Según como se encuentre nuestra autoestima, ésta es responsable de muchos fracasos y éxitos, ya que estos están intrínsicamente ligados. Una autoestima adecuada, vinculada a un concepto positivo de mí mismo, potenciará la capacidad de las personas para desarrollar sus habilidades y aumentará el nivel de seguridad personal, así como también es la base de una salud mental y física adecuada, mientras que una autoestima baja enfocará a la persona hacia la derrota y el fracaso.
El sentido que debemos llevar a la meditación es el de la apertura de pensamiento y la observación. Independientemente de la postura que elijamos debemos aprender a prestar atención al momento presente. Debemos aprender a concentrarnos de manera equilibrada y consciente observando la respiración, el cuerpo, la mente y las emociones, dándonos cuenta de las pautas mentales que crean el sufrimiento y de las pautas mentales que generan la compresión y la compasión.
"La meditación es el comienzo de la acción del alma, y no solo una función de la mente… cuando se practica correctamente, la meditación es placentera y no puede ser fuente de fatiga o tedio".
Swami Kṛṣṇananda

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