viernes, 15 de agosto de 2014

¿Cómo se desarrolla la intuición?

Por Sri Paramahansa Yogananda

Sri Paramahansa Yogananda… un día antes de su Maha Samadhi o partida de este plano físico.
La intuición es la facultad del alma para percibir directamente la verdad acerca  de todo cuanto la rodea. A menos que se tenga el poder de la intuición, no es posible conocer la verdad. Este es el poder perspicaz del alma, que funciona sin la ayuda de los sentidos o la mente. La intuición puede darnos conocimiento acerca de las cosas, que los sentidos o la mente no podrán brindarnos nunca. La intuición no depende de información externa, solo es el poder natural del alma para conectarse con la verdad.
La Intuición Es La Percepción del Alma
El real significado de intuición es: “la percepción del alma.” Esta nos muestra la diferencia entre el razonamiento verdadero y el falso. Las acciones que se llevan a cabo y terminan en errores, son causados por no saber distinguir entre una corazonada legítima o intuición, y  los conceptos provenientes del intelecto, la experiencia o la fe ciega.
Muchos libros y cursos de estudio le son prescritos a los estudiantes en las escuelas, pero no hay ninguna materia que les enseñe acerca de la concentración y el desarrollo de la facultad omnisciente del sexto sentido o la intuición. Muchas personas cometen errores en cada aspecto de la vida, incluso en el estudio de la filosofía y la religión. Miles de personas realizan malas inversiones y toman caminos inciertos, porque sus mentes no son guiadas científicamente por la intuición.
Mediante el desarrollo de la intuición, se puede dejar de estar bajo la influencia de la ley de causa y efecto, en otras palabras, se puede estar más allá del karma. La intuición sintoniza la frecuencia mental con las frecuencias generadas por todas las acciones y sus potenciales resultados, tanto presentes y futuros, que son desviados por la fuerza de todas las corrientes de las acciones mismas.
Desarrollo de la Intuición
La razón pura y las emociones calmadas conducen a la intuición, por ello, el primer requisito es generar la calma necesaria para poder establecer un razonamiento calmado, una línea de pensamiento de calma y serenidad, de forma que nuestras emociones y sentimientos se calmen también, y así allanar el camino para alcanzar una intuición clara y pura. El desarrollo de la intuición comienza con el uso concienzudo del sentido común, la introspección diaria y el análisis profundo, buen discernimiento, como también un pensamiento profundo, y la continua concentración de toda la energía en una dirección, con calma y el mejor de los esfuerzos a través de la meditación. Esta es la única vía. A partir de ese esfuerzo, se comienza a percibir todo tal y como es realmente, tanto externamente e internamente, sin ningún tipo de velo.
Si mediante este ejercicio regular y constante de la meditación se produce un estado de perfecta calma y concentración que permite encontrar la solución o la respuesta exacta. Además si se mantiene la calma que se obtiene en la meditación, entonces se tendrá una guía segura y clara siempre. La intuición conduce al conocimiento fidedigno, aunque los cielos y la creación entera puedan levantarse en contra. Cuando intuitivamente se quiera resolver un problema, lo primero que se ha de hacer, es sentarse a meditar profundamente y en silencio. Así, los pensamientos se calmen y se deja de pensar en el problema, brindándole a la mente, y al cuerpo, la tranquilidad necesaria para alcanzar la quietud que permite que cada cosa ocupe su lugar exacto, incluyendo los pensamientos, ideas y soluciones. En ese momento brahman que está en nuestro interior, como en toda la creación, muestra lo que se ha de hacer. Eso es la intuición.
Primero, encuentra la verdad en los problemas más simples; después, veras como la intuición se afina y se logra encontrar la solución a grandes problemas. Los Yoguis continuamente utilizan su intuición en cada acción que llevan a cabo, y en cada cosa que hacen, haciendo que parezcan casi un milagro, o imposibles de hacer.
Este artículo fue publicado por primera vez en Octubre de 1939, por la revista Inner Culture. Fue uno de los primeros artículos del Maestro Sri Paramahansa Yogananda.

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